jueves, 26 de junio de 2014

Vidas no sincronizadas - Alberto Sánchez Argüello


Fuimos la mejor pareja. Cada tarde nos enlazábamos en charlas amenas con las que nos llenábamos el uno del otro. Sin darnos cuenta acabamos viviendo juntos. Un día él perdió su trabajo y yo no logré encontrar uno. Los dos terminamos en un call center en turnos opuestos toda la semana. Sólo nos quedó soñar juntos: sincronizar nuestros relojes y encontrarnos en el espacio onírico. Al inicio lo lográbamos: tejíamos atardeceres y surcábamos el aire con alas de libélula, pero el tiempo pasó y nos fuimos extraviando mutuamente. Ahora él tiene pesadillas y yo sueño con otro. Tal vez en vacaciones volvamos a soñarnos... pero no en este año, hay deudas por pagar y tocará trabajar horas extra.

Sobre el autor: Alberto Sánchez Argüello

Bolero III - Fernando Andrés Puga


La buscaste entre las densas gotas que caían en los charcos y rebotaban anunciando que la lluvia duraría. ¿Dónde encontrarla?, te preguntabas. Mirá que anduviste y entraste en cuanta boutique hallaste a tu paso y nada. No sabés qué le pasó, si alguno logró llamar su atención y fue tras él, si dejó de ver el amor en tus ojos... Sólo sabés que la gente corría buscando refugio, que la lluvia no cesaba y ella no estaba por ninguna parte.

Sobre el autor: Fernando Andrés Puga

Mala suerte - Mario Cesar Lamique


¡¡¡Este es el mundo al revés!!! Como para no estar triste, desilusionado, angustiado,sorprendido, furioso, in-dig-na-do porque la cosa funcione al revés, acá solo pasa esto, en Estados Unidos no sucede,en los países enserio el que tiene mala suerte es quien pasa por debajo de una escalera y no el que mira todo desde el escalón mas alto .
Exclamaba el pintor a las cuatro direcciones posibles de un único viento movedizo , justo antes de subir a la ambulancia, mientras no dejaba de pasarse las manos por el pelo, que ahora estaba tomando un color mas bien salmón aunque poco mas oscuro que el que estaba a punto de secarse sobre la pared.

Sobre el autor: Mario Cesar Lamique

miércoles, 25 de junio de 2014

El navegante. Cuentos de la esfera - Raquel Sequeiro


Tenía frío y un odioso calor interminable. Tenía sed y los ojos quemados por el sol. Estaba en un desierto, y en los desiertos los espejismos crean nebulosas de irrealidades. Comenzó a pensar qué es un desierto. Sintió frío y hambre, caminó largas horas. Ese lugar es el más especial que conoció en su vida y el viaje mereció la pena, pero, al despertar, se dio cuenta de que estaba soñando que flotaba en una burbuja. La burbuja se estremeció, de forma caótica cayó al suelo, terminó rodando... su pequeño desierto y todos los mundos reales o imaginarios que contenía se derramaron. Quiso recogerlos y atesorarlos, quedárselos para sí. No pudo. Nunca supo si estaba despierto o dormido cuando llegó a Nutria, la ciudad del cabo. El viaje apenas comenzaba de nuevo. Arrió las velas y encaró el viento del norte.

Sobre la autora:  Raquel Sequeiro

sábado, 21 de junio de 2014

Coma – Luisa Hurtado González


Fue como perder pie y caer en mitad de la calle. Sólo eso recuerdo.
Mi esposa me ha dicho que he estado dormido seis años y la creo. Tiene que ser verdad porque he descubierto en su rostro algunas arrugas que ayer no estaban, porque sus ojos ya no me miran con emoción sino con cansancio, porque apenas puedo comprender que ese joven sea mi hijo o porque ya nunca volveré a ver a mi padre.
Los médicos dicen que con rehabilitación pronto recuperaré mi vida pero, visto lo visto, yo sólo quiero volver a dormir, yo sólo quiero volver al largo y plácido sueño.

Sobre la autora: Luisa Hurtado González

miércoles, 18 de junio de 2014

Centauros - Jorge Luis Borges



… Plinio dice haber visto un Hipocentauro, conservado en miel, que mandaron de Egipto al emperador. En la Cena de los siete sabios, Plutarco refiere humorísticamente que uno de los pastores de Periandro, déspota de Corinto, le trajo en una bolsa de cuero una criatura recién nacida que una yegua había dado a luz y cuyo rostro, pescuezo y brazos eran humanos y lo demás equino. Lloraba como un niño y todos pensaron que se trataba de un presagio espantoso. El sabio Tales lo miró, se rió y dijo a Periandro que realmente no podía aprobar la conducta de sus pastores. 

Acerca del autor:  Jorge Luis Borges

jueves, 12 de junio de 2014

Veggies – Fabián García


Un día la ciencia descubrió que la lechuga chillaba al ser arrancada de la tierra. Al enterarse de esto los veganos del mundo casi enloquecen de culpa y de pena. Renegaron, entonces, de ensaladas, y empezaron a comerse las piedras. Buscaron fundamentos en creencias orientales, en mitos. Sostuvieron que tragarse cascotes era "generar un núcleo rocoso como el del planeta" lo que permitiría sintonizar mejor con él.
De todas formas se morían de a miles. Pero la ciencia se apareció al tiempo con otra mala noticia. Las piedras sentían el dolor también, y eran capaces incluso de nostalgia. Esta vez sí cundió el desespero. No quedando ya como alimentarse del entorno (los granos ya no contaban para entonces, lo mismo hubiera sido devorar un feto) sugirió alguien volver a comer carne.
Pero, aclaró, "sin alterar el medio ni dañar a terceros".
La idea mordió fuerte. Fue asqueroso ver eso.

Sobre el autor: Fabián García

La vida tiene un precio - Isabel Mª González


Quiso ser humano: aprendió a mentir. No tardó en darse cuenta de que sería el único que no podría permitirse el lujo de hacerlo sin ser descubierto. Era tan difícil no mentir nunca, si incluso tenía que mentirse a sí mismo para poder seguir viviendo. Hoy, apesadumbrado, observa como su nariz se pierde en el horizonte sin que pueda hacer nada por evitarlo. Allí se le pone el sol, allí le sale la luna, y allí se queda dormido soñando despertares de maderas finas.

Sobre la autora: Isabel María González

sábado, 7 de junio de 2014

Sin saberlo - David Moreno


Asomada estás, cuando un fuerte viento empieza a soplar. Se hace tan intenso que consigue despegar las letras del libro que sostengo en mis manos. Como una tormenta de arena, se dirigen en remolino, hacia el cristal de tu ventana donde acaban chocando. Allí, dibujan un enorme te quiero.

Tomado de No Comments

Sobre el autor: David Moreno

miércoles, 4 de junio de 2014

Sucio - Rafael Blanco Vázquez


No había manera de sentirse más inteligente que él. Uno podía sentirse más emocional, más sentimental, más impulsivo, más indulgente, más humilde, más amigo de sus amigos, pero no más inteligente. Por eso todos lo terminaban abandonando, antes o después. Porque no podían sentir piedad. A las mujeres que le hacían la vida imposible se les llenaba la boca agrediéndole, con la mano en el pecho:
—Pero me ha encantado conocerte y salir contigo, aunque no haya funcionado. Eres la persona más inteligente que conozco, y la inteligencia es un bien escaso. Siempre te tendré un gran cariño. De eso no te quepa duda.
La palabra inteligencia no formaba parte del vocabulario de sus pocos amigos, los únicos que nunca intentaron doblegarlo.

Sobre el autor: Rafael Blanco Vásquez

La caída - Mario Cesar Lamique


—Una desgracia con suerte— exclamó Wilmar, cayendo en una especie de arboleda, pero esponjosa, se sintió envuelto y arropado
Siempre pensó que no hacía otra cosa que estar cayendo, pero esta vez fue de verdad, caer es como correr rápido, muy rápido hacia abajo.
Se despertó luego de la explosión en un el lugar suave y acolchonado.
—Una desgracia con suerte—gritó contento, eufórico con la impunidad de sentirse solo sin que nadie lo estuviera escuchando.
Una suerte con desgracia, pensó mientras miraba a Wilmar; comer humanos siempre le caía mal, pero,como decían en su planeta “ para el hambre no hay humanos ”,mejor sufrir porque te cayó mal alguien que por hambre, se dijo, contento pero sin euforia, sin gritar.
Emergieron lentamente púas filosas, hambrientas.
Una suerte con desgracia, volvió a decir, mientras esbozaba una leve sonrisa, como lo hace cada vez que está a punto de almorzar.

Sobre el autor: Mario Cesar Lamique

lunes, 2 de junio de 2014

Reseña - Anna Rossell



Ébano, aquel apasionante libro de Kapuscinsky, hablaba de otra forma del continente africano y sus culturas. Sus iconos no eran dioses adorados por tribus bárbaras y primitivas que usaban el látigo y se adornaban salvajemente perforando sus cartílagos, sus bocas y orejas. El libro desarrolla su temática con visión antropológica. Su mirada es cálida pero objetiva, tampoco mística, no es la del individuo que se autoconsidera superior, sino la del curioso, ávido de saber, que observa otros valores equiparables a los propios: ninguna etnia africana vive en un lugar pestífero ni sórdido por tradición, sus vínculos familiares son otros, pero igualmente válidos. Su observación no es rápida y superficial, sino detenida y profunda. Es un estímulo para el auténtico viajero. Barre de un plumazo los cáusticos prejuicios del blanco que, por muchos siglos, vio el continente negro con pésima mirada.

Sobre la autora: Anna Rossell

La mala memoria - André Breton


Me contaron hace tiempo una historia muy estúpida, sombría y conmovedora. Un señor se presenta un día en un hotel y pide una habitación. Le dan la número 35. al bajar, minutos después, deja la llave en la administración y dice: 
—Excúseme, soy un hombre de muy poca memoria. Si me lo permite, cada vez que regrese le diré mi nombre: el señor Delouit, y entonces usted me repetirá en número de mi habitación. 
—Muy bien, señor. 
A poco, el hombre vuelve, abre la puerta de la oficina: 
—El señor Delouit. 
—Es el número 35. 
—Gracias. 
Un minuto después, un hombre extraordinariamente agitado, con el traje cubierto de barro, ensangrentando y casi sin aspecto humano, entra en la administración del hotel y dice al empleado: 
—El señor Delouit. 
—¿Cómo? ¿El señor Delouit? A otro con ese cuento. El señor Delouit acaba de subir. 
—Perdón, soy yo… Acabo de caer por la ventana. ¿Quiere hacer el favor de decirme el número de mi habitación?

Acerca del autor: André Breton