miércoles, 3 de abril de 2013

¿Cuánto duran las fotos? (2) - Héctor Ranea



Por ahí venía don Elidoro, añoso fotógrafo de la costa del río, con su máquina de trípode a cuestas adornada con fotos sepia de tamaño mínimo como un mensaje ecuménico oscuro incluso sin sentido. Él mismo era casi un fantasma grotesco de tiempos que ya nadie recordaba, hablaba en un castellano que bien podría ser el de Galdós o incluso de antes.
El río, esa tarde coloreado como flan, tenía precisamente esa consistencia plástica, de vidrio blando. Cada uno que lo vio, amarilleando su tez en el crepúsculo creyó verse retratado en esas fotos diminutas, sin importar que la multitud que miraba el río era imponente. Del lado de la orilla de los vivos, en cambio, el río estaba oscureciendo. El Sol se estaba ocultando en un horizonte negro.

Acerca del autor:  Héctor Ranea

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