sábado, 26 de mayo de 2012

Plaga celestial - Carmen de la Rosa


En primavera una bandada de ángeles exterminadores anidó en los tejados del Vaticano. Armados con espadas de fuego, los ángeles combatían día y noche en feroces batallas aéreas, rociando de sangre, guano y plumas chamuscadas a los peregrinos que transitaban por la Plaza de San Pedro. De cuando en cuando de lanzaban en picado sobre un guardia suizo, lo abrían en canal y devoraban sus vísceras.
De nada sirvieron las púas de acero que se instalaron en las fachadas de los edificios, los ángeles las achicharraron con los rayos que emiten sus ojos azul cobalto. Cuando el Papa decidió, al fin, trasladarse a Castelgandolfo, bajó súbitamente la temperatura y cayó sobre Roma una tromba de agua. Los ángeles se guarecieron en sus nidos, inmóviles como gárgolas, y cuando escampó, fueron levantando el vuelo. Formados en escuadrón emigraron, gracias a Dios, a países más cálidos.

Acerca de la autora:
Carmen de la Rosa

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