sábado, 28 de abril de 2012

Alma - Arlette Luévano


No recuerda en qué momento lo invadió, pero Alma ha estado habitando distintas partes de su cuerpo.
Cuando habitó sus ojos, el mundo parecía muy grande y el resto del cuerpo le era distante, ajeno.
Luego, habitó sus manos. Todo parecía sencillo entonces, como aproximarse al calor y ser llama, pisar la tierra y echar raíces, tocar la piel y extenderse, expandirse, estallar.
Después fue hacia la cintura. Unas punzadas constantes le quitaron el sueño durante muchas noches.
Y llegó a las piernas. Él perdió la risa, la memoria, toda esperanza.
Ahora yo recorro ciudades y ciudades siguiendo el rastro luminoso que dejan. Algún día los encontraré. Espero no demasiado tarde.

Acerca de la autora: Arlette Luévano

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