lunes, 31 de octubre de 2011

El mundo es un pañuelo - Rogelio Ramos Signes


Cuando en los campos de sembradío, en las selvas y en los desiertos no quedó espacio para la llegada de nuevos seres humanos, cuando todo fue un conglomerado de personas unas sobre otras, como un hormiguero acosado por las aguas, los científicos debieron replantearse el tema de la subsistencia. Los viajes interplanetarios habían fracasado una vez más, cerrándole las puertas al exilio voluntario, el control de la natalidad era imposible porque el esperma reproductor mutaba permanentemente, el espacio para la producción de alimentos se había reducido a un punto insignificante; algo había que hacer.
Por eso los científicos llegaron a la conclusión de que la única salida era manipular genéticamente las nuevas generaciones: ningún ser humano mediría más de cincuenta centímetros de alto. Fue la solución. Mejor dicho, será la solución definitiva cuando desaparezca de la faz de la Tierra el último de estos pocos gigantes que vamos quedando.

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