lunes, 5 de septiembre de 2011

Un golpe de suerte - Héctor Ranea


Debería decirse que fue un tarascón con suerte. Para él, no para nosotros. Iba el Conde famélico y sediento tirando tarascones al aire cuando dio con algo delicioso. Un jugo que era sangre, sin duda, pero sazonada de manera estupenda. Inesperado fue que ese jugo hiciera al Conde invisible, porque la transfusión involuntaria de H.G. Wells convertido en el hombre invisible, le sentó de periquete. Ahora son dos los vampiros invisibles. Dicen que Drácula sufre miopía, lo cual es una suerte, pero de Wells no se sabe nada. Por las dudas, la moda dicta usar una bufanda de cota de malla.

Sobre el autor: Héctor Ranea

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