viernes, 8 de abril de 2011

Parentesco - Saturnino Rodríguez Riverón


Algunas amistades y hasta vecinos a los que he confiado este cariño, han criticado mi excesivo afecto hacia los mosquitos. No pueden comprenderlo y es que soy una persona particularmente familiar.
Esos insectos, después de pasar la noche encerrados con uno bajo el mosquitero, se emparientan de la forma más entrañable. Los observo al despertar en la mañana: gordos, ahítos, casi no pueden volar de tan cargados con nuestro plasma sanguíneo. Y en ese momento, un amor fraternal me une a ellos inextricablemente. Son mis parientes cercanos. Aún sin saberlo se han convertido, de la noche a la mañana, en hermanos míos, porque a fin de cuentas llevan mi propia sangre.

Saturnino Rodríguez Riverón

Imagen: "Jasón y Medea", de Gustave Moreau

1 comentario:

El Titán dijo...

pequeños hermanos hechos de sangre.Muy bueno...