—La juventud está perdida —dijo el padre Johan santiguándose.
—No me ha comprendido: mi hermano quiere hacerse cura.
—¡Eso es fabuloso! —Luego, poniendo el canto de la mano sobre el costado de la boca, agregó—: No tendrá necesidad de comprarse una sotana. Nos las cobran a precio de oro, ¿lo sabía? ¡Que no daría yo por ser escarabajo o cucaracha!
2 comentarios:
Me temo, Sergio: que por ahí hay muchos en esa condición.
Saludos.
-Es su cumpleaños -dijo greta señalando a Gregor.
-Eso es una alegría, ¿Le prepararon un festejo? ¿Hay regalos?
-Ya sabe, padre, sólo quiere una sotana, se le ha metido esa idea en la cabeza...
-¡Qué tragedia, querida! -dijo el cura sacándose la casulla de pentecostés.
-Padre, no hace falta, por favor...
-Greta, algún día volveré por el secreto de la supevivencia.
¡¡¡Felicidades!!! Excelente microrrelato, como simpre.
Publicar un comentario