lunes, 3 de mayo de 2010

Final de viaje - Antonio Cruz


Se arrastra con gran esfuerzo por el estrecho túnel que está anegado por un líquido viscoso y tibio.
A pesar de ello avanza. Una extraña fuerza exterior lo empuja alternativamente hacia delante y atrás. Su corazón aletea desbocado y sus músculos, pequeños pero fuertes y flexibles, se esfuerzan al máximo.
Un largo instante y siente una explosión. Sus ojos son heridos por la luz.
Mientras un grito desgarrado escapa de su garganta y sus pulmones aspiran aire nuevo, una mujer grita: “Ha nacido un varón”.

Excelso Plinio Galeno (Ars médicus - Siglo II)

Fotografía de Cristina Granados (cristinagranados.es)

1 comentario:

María Taltavull dijo...

Muy bien escrito, palabras con peso específico significativo, con su cuota de suspenso... El asunto es nunca se entiende bien qué pasa, uno quiere saber adónde, ¿adónde vamos? o dilucidar algún destino... Pero, siempre hay un pero, como lector me apasiona que un texto me sorpenda con su estética, con sus silencios, con la complicidad que se construye con el lector, con un final acorde con lo que fue fluyendo, con un cierre creativo y sorprendente, porqué no. Es decir, no me siento cómoda caundo me engañan...
Creo que el lector también completa la obra captando la entrelínea. Como escritor, me gusta tomar al lector de la mano (y qué él tome la mía muy fuerte), quiero apropiármelo desde la primera línea, sugerirle qué pasa o susurrarle un secreto al oído o, por lo menos, dejarse pistas para que vaya descubriendo adónde lo llevo... Quiero que confíe en mí.
Si se queda afuera no hubo comunicación escritor-lector. Quien nos lee se desconcierta absolutamente. Pensaba poner "se frustra" pero no creo que sea para tanto.
Entonces, cuando el final pretende ser una caja de sorpresas se me vienen muchas semejanzas con un chiste: nos hace creer que el tema va por la mano derecha y nos sorprende con un remate que iba por la izquierda. Ingenioso, sí.
Igual, para un relato corto tal vez este efecto imprevisto resulta. No sé.
En mi personalísimo caso, me quedé con la impresión de un buen micro relato, que me hizo trampa. Cuando terminó dije, Ahhh. Y reeleí para corroborar si todo coincidía. Acá tampoco colabora la foto, eso hay que reconocerlo.
Es una crítica, pero de las que construyen, y con la mejor buena voluntad. Una simple opinión, la mía.
María Taltavull