lunes, 31 de mayo de 2010

Lastimado bandoneón - Héctor Ranea


Herr Hammeln fabricaba excelentes bandoneones. Todas las iglesias tenían uno y el negocio daba pingües beneficios. Hizo dos descubrimientos, uno relacionado con la galatita para los botones: ésta era excepcional si usaba leche de ratas (necesarias para la cola, por otra parte). Para proveerse de animales desarrolló un método de seducción usando un bandoneón: mientras marchaba, las ratas lo seguían.
El otro descubrimiento fue que las manos de los niños eran capaces de colocar los botones mejor que nadie, así que también se dedicó a recolectarlos con idéntico procedimiento.

Imagen: Waves and Wind de Boris Indrikov

Desactivar el irrequieto - Héctor Ranea


Los astronautas llegaron con toda la intención de desactivar la parafernalia de micrófonos, parlantes, sintetizadores y demás, que habían instalado en Monte Olimpo para escuchar los movimientos geológicos marcianos. Desde hacía décadas escuchaban ruidos parecidos a langostas repiqueteando en los micrófonos. Cuando llegaron ahí vieron el alucinante desayuno de los exgetas con los restos de un obiton clonado y comprendieron qué le habían hecho antes de comenzar a deglutirlo. Pero ya era tarde, habían dejado los escudos de supertitanio en la nave.

Imagen: Tabu 2 de Boris Indrikov

Anónimo veneciano - Héctor Ranea


En Venecia pintaban los zócalos externos de las iglesias con figuras sagradas para evitar que mearan so pena de juicio sumario y penas espantosas acá y en el más allá. Sólo que los curas de San Apolinario Hesperidina un día cometieron un error, en lugar de pintar la imagen de San Tutelonio de Perestroika, patrono del vodka, pintaron la de San Itario de Pelvisville, patrono de la micción fácil.

Imagen:Lepidoptera de Boris Indrikov

Conjetura teológica - Héctor Ranea


Esta mujer sudaba desde el mismo momento que tuvo que aceptarme a su lado en los asientos. Parecía orar y hablaba hacia la ventana mientras el paisaje rodaba en una oscuridad total. Yo apenas la oía pero adivinaba que la transpiración la cubría por debajo de sus ropas. Se retorcía en su asiento temblando de horror a algo que yo no podía ver. Encendí una luz para intentar calmarla con una conversación y su rostro, la única parte visible de su cuerpo, se fue transparentando y en breve sólo quedaron sus ropas y un libro en árabe en el asiento. Nadie la esperaba en la terminal, pedí mi equipaje y salté como pude a la calle para tomar un taxi, después de una hora de viaje con esas ropas hediondas de sudor y de lágrimas de una desconocida.

Imagen: Iris de Boris Indrikov

La banda del Puente Carlos - Héctor Ranea


Encontramos a Ettore Majorana tocando el banjo en el puente, recibiendo las monedas de los turistas. Charlie Chaplin cantaba usando el megáfono de bronce que perteneció a Al Jolson. Entre los músicos, Niels Bohr se deshacía los dedos con hermosos dedales en la tabla de lavar y Al Einstein la rompía con una trompeta deslustrada que sonaba magníficamente. El Dixie los unía en un alegre conjunto en el que los otros dos preferimos no decir quiénes eran. En un momento que se dieron cuenta de que los reconocimos, nos comentaron que esta modesta tarea la aprendieron con Franz Kafka, quien, lamentablemente, los dejó un día nadando aguas abajo por el Moldava.

Imagen: Commander de Boris Indrikov

sábado, 29 de mayo de 2010

La Guerra Divina (Los condenados) - Sarko Medina Hinojosa


Digan lo que digan a mi me dan pena sus espíritus como son dispersados por el universo, incinerados con antimateria, reciclados en lunas de concentración o arrojados a agujeros negros sin más pecado que el haber matado al Hijo de Dios, deberían darles de compensación algún asteroide para que puedan vivir allí ¿no? Digo nomás.

La historia que sostiene al universo (el último cuento) – Ruy Feben


El Dr. Porter narra, sumido en un vodka tonic, que en la Polinesia o el Amazonas hay una tribu que se reúne tres veces al día en un templo para contar la siguiente historia:
“Cada noche, un demonio visita al dios creador para preguntarle para qué fueron hechos los hombres. El dios revisa un gabinete infinito (el Dr. Porter da un trago al vodka) y en un pergamino lee siempre la siguiente línea:
- Los hombres sostienen el universo recitando de memoria esta conversación.
(El Dr. Porter bebe de nuevo, se rasca la nuca, continúa:)
El demonio ve que los hombres no tienen memoria, así que se las obsequia con engaños: les hace creer que no es memoria, sino imaginación”.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

jueves, 27 de mayo de 2010

Consejos vitales - David Moreno


Hijo mío, ya no eres ningún alevín. Has crecido y es hora de que tengamos una charla de padre a hijo. Escúchame con atención. Se acerca tu primera vez y aunque la curiosidad te domine debes ser cauteloso. Yo mismo, de joven, estuve a punto de caer en la tentación, tenía hambre y el bocado era jugoso. Casi pierdo la cabeza, pero vi a tiempo el anzuelo y me salvé de la muerte.

Ilustración: "Padre e hijo" (detalle), de Claudio Bravo

Fábula blanca - Lilian Elphick


La fábula que no es fábula busca en sus propios pasos el comienzo de la historia. Espesa niebla borra sus huellas; garúa persistente moja su entusiasmo; humo de la escritora la encierra en el cofre lenguaraz; mano traicionera la describe con timbres de agua. Pero fábula conoce su destino y ya sabe el nombre de las piedras. Tropezará con el liso recuerdo; pateará al redondo olvido; cruzará el poroso amor en puntas de pie, con los zapatos en los sobacos y el silencio desabrochado. Pronto divisa el inicio donde todas las palabras se reúnen. Como es natural, a esa hora y con ese frío, ellas duermen. Y no es capaz de despertarlas. Si mira hacia atrás, es muy probable que el tigre la convierta en exfoliante para los talones. Entonces, cierra los ojos y espera que llegue el final.

Ilustración: "Fábula" (detalle), de Joan-Pere Viladecans

Escena hogareña - Sergio Astorga


La alcachofa confundida en verdes dispares, se apoyaba en la mesa con un mutismo florido, alcanzando  a la luz del quinqué, desenvolturas nada apetecibles. El trayecto de la canasta al vinagre le fue indiferente; hasta  que una mano insertó pequeños trozos de queso, que se acomodaban irregulares tras las hojas.
La alcachofa se enfadó hasta el grado de la amargura, y al estar a punto de ser comida se estremeció indecorosa, enseñando entre sus faldones, gusanos  rechonchos y satisfechos.

Ilustración: "Campo de alcachofas" (detalle), de Francisco Sebastián



Tomado del blog Antojos

Acerca del autor:
Sergio Astorga

martes, 25 de mayo de 2010

Confesiones – Sergio Gaut vel Hartman


—¡Haga patria, mate a un marciano!
—¡Bichos inmundos, váyanse a su planeta!
—¡No los queremos en la Tierra!
—¡Cerdos! ¡Gusanos! ¡Reptiles!
Los manifestantes vociferaban al tiempo que agitaban sus pancartas y arrojaban infructuosamente unas enormes piedras que parecían detenerse en el aire. Los marcianos, del otro lado del campo de fuerza que los hacía invulnerables, contemplaban la escena entre asombrados y divertidos, pero cualquiera hubiese dicho que eran turistas árabes. Los marcianos, hay que decirlo, se parecían de un modo sorprendente a los terrosos, como ellos se empeñaban en llamar a los habitantes de nuestro planeta.
Finalmente, uno de los marcianos encaró a sus compañeros y con voz abaritonada les dijo:
—¿Les parece que si les confesamos que somos descendientes de los judíos de la tribu de Benjamín que viajaron a Marte hace treinta siglos la cosa mejorará o empeorará?

Espada - Héctor Ranea

En el aire, la espada de Beowulf hacía que el aire se calentase dejando una estela de moléculas partidas. Las fauces de varios monstruos parecían terminar con su vida en cada movimiento nuevo de la hoja feroz, pero el invencible guerrero fue más horrendo que el dragón de las múltiples imágenes y su espada tan veloz que se convirtió en una alada bandeja. Fue en esa bandeja donde sirvió a sus compañeros y sus mujeres, la sangre del dragón cocida por el paso de ese plasma en el líquido de los ojos del animal y la saliva tostada aderezada con algo de sal de su propio cogote.

Como Alejandro Magno - Jorge X. Antares

¡Dime quien ha sido! gritó furioso el ogro de nariz aplastada amenazando al pequeño vecino. Éste señaló tembloroso al segundo piso y empezó a hablar con un susurro asustado.
Ésos... pero lo negarán. Siempre lo niegan.
No les daré tiempo dijo el bruto dirigiéndose como un jabalí hacia las escaleras.
El vecinito pensó que algo tan simple como echar un frasco de tinta desde el lugar adecuado, le había resuelto el problema de los vecinos ruidosos del segundo.

Idus de marzo - Antonio Cruz

Aquel 15 de marzo el senador Julio César Gómez fue asesinado en las escalinatas de la legislatura.
Se habló de poder, drogas, sexo, corrupción y venganza.
Julio César Gómez nunca supo que entre los asesinos estaba su sobrino, al que había criado como su propio hijo.

El ornitorrinco feroz - Ildiko Valeria Nassr

Cansado del mote de “engendro”, el ornitorrinco ideó la venganza hacia sus agresores. Visitó a varios cirujanos plásticos. Veterinarios. Agrimensores. Abogados. Hasta que encontró la solución.
Con su nueva dentadura postiza de cocodrilo, ahuyenta a quienes no lo llamen por su nombre.

domingo, 23 de mayo de 2010

Pasión alienígena - Martín Gardella



Ella es una chica de otro planeta. Tiene una nave espacial camuflada en la cocina de su casa, pero lo niega (dice que sólo es un electrodoméstico un poco antiguo, que hace un ruido muy particular). Disimula, prefiere ocultar su origen. Habla perfecto español, toma mate, come empanadas. Apaga las luces de su dormitorio cuando la desvisto, alegando ser un poco vergonzosa. Quiere convencerme de que es una mujer normal, pero no lo logra. Las caricias de sus manos de ocho dedos la descubren. Y sus besos hechiceros, tan distintos a todo lo antes conocido, tienen el sabor característico de las estrellas.

Tomado de http://livingsintiempo.blogspot.com

Tres de familia - Oscar Román Alconada



En la cocina pondremos a su madre, como si estuviera cocinando. Su padre en el sillón, de frente al televisor. Su hermana cerca de la ventana, como si regara las plantas. Estarán todos en su octogésimo cumpleaños. Recuerde: no se quite las gafas anaglíficas para ver los carteles, y será como si nunca hubiesen muerto.

Tomado de http://oscarroman.com/

Sobre el autor: Oscar Román Alconada

Mordaza – Ruy Feben



Desde hace semanas tiene encerrado a un hombre, amordazado, con ojos vendados, extremidades atadas; sabe que ese hombre tiene un plan para escapar. Pero no sabe cuál.
Así que el escritor borra y reescribe. Todos los posibles planes le parecen inverosímiles, hipócritas, burdos. Arroja a la basura la décima versión del cuento, y se dice que estaría dispuesto a cualquier cosa por saber cuál es el maldito plan. Afuera, el sol parece irreal.
Desesperado, el escritor sale a caminar. A los pocos pasos siente un golpe en la cabeza. Despierta con ojos vendados y extremidades atadas, amordazado. Se tranquiliza: pronto, y sin ayuda de su hombre, habrá descifrado el plan.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

viernes, 21 de mayo de 2010

Criminalística - Antonio Cruz


“El cadáver estaba a veinte centímetros de la acera y a un metro de la puerta” dice el policía.
“La cápsula que encontramos era calibre 45” dice el investigador
“El deceso se produjo hace exactamente cuatro horas” dice el médico forense.
“La criminalística es una ciencia demasiado exacta” pienso con fastidio mientras me levanto y apago la tele.

Calles innombrables - Héctor Ranea


El nuevo Intendente sabía que muchas calles tenían nombres de delincuentes con éxito y de diversa laya. Decidido a cambiarles el nombre, optó por bautizarlas con el nombre de un poeta, un escritor o un artista que hubiese vivido en ellas. Mantuvo ese proyecto tan en secreto que ni su esposa lo conocía. En breve encontró que ningún artista había vivido en ellas y, peor, que los ciudadanos consideraban a esos delincuentes generales victoriosos, políticos avezados, hasta artistas, pues no faltaba quien hubiese narrado sus propias supuestas hazañas en versos o acuarelas. En su noche más triste, escribió varios sonetos, una nota de suicidio explicándole a su gente la decisión tomada y se tragó una bala de doce gramos a cuatrocientos metros por segundo. Desde luego, la nota nunca se dio a conocer. Hoy su nombre decora una calle que bordea el fétido arroyo del basural.

Control de población - Javier López


Como cada día, los empleados municipales llegaron a las doce treinta de la mañana para poner en marcha el sistema de control.
Las numerosísimas palomas amenazaban ya la vida de la ciudad. Pisábamos sobre una enorme masa de excrementos animales, y los edificios públicos se estaban deteriorando rápidamente. Los efectos eran peores que los de la lluvia ácida.
Los operarios sacaron de la furgoneta unas grandes redes. En ese momento la plaza se quedaba como congelada, las personas quietas, los animales expectantes.
Pocos minutos después, las redes estaban repletas de una caza abundante. Quince personas atrapadas en su interior gritaban y blasfemaban.
Pero los empleados habían cumplido con sus órdenes. Había que mantener el control sobre la población que alimentaba a la plaga.

Alea jacta est - David Moreno


He decidido que hoy es un buen día. A pesar de la tempestad me voy a armar de valor y confío en que la bomba de oxígeno que porto a mis espaldas sea suficiente. Estoy preparado para la inmersión y cueste lo que cueste bucearé hasta llegar al fondo de mis recuerdos para olvidarte allí.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Mala lengua – Héctor Ranea



Alta. Flaca. Blanquísima. Pelo negro. Chicata. Tetona. Bella.


Todos la miraban cuando llevaba su bandeja de comida en el comedor de estudiantes. Todos, sin excepción: sedientos. Ansiosos. Libidinosos. Ella sonreía porque lo sabía.

Cuando se le acercaban para hablar, sonrojándose miraba a sus amigas.
Yo la estudiaba todos los días en esa rutina y sabía cómo seguían las cosas.

El diálogo era casi siempre el mismo:

—Me dijeron que podías. ¿Es cierto eso?
Ella no contestaba. Miraba para otro lado y se notaba que reía de pura timidez. Si el chico insistía, ella lo miraba fijo con sus lentes pequeñas.
—Sí, es cierto.

—Mostrame —lo oía decir.
Entonces ella sacaba su lengua y llegaba a lamerse la oreja (casi siempre la izquierda). Si él abría desmesuradamente los ojos ella, antes de que nadie pudiera apercibirse, de un único bocado lo devoraba.
Le resultaban irresistibles cuando abrían tanto los ojos.

Seis disparos, una bala - David Moreno



Las cinco y media de la tarde, llueve en la calle y aunque algo adormilado en el sofá, me asalta sorpresivamente una historia para un nuevo microrrelato. Sin perder tiempo salto en busca de papel y bolígrafo y empiezo a escribir:
“Cinco integrantes de la mafia saldan sus cuentas jugándose su suerte a la ruleta rusa. El primero, tras dar un buen trago de whisky, suspira, cierra los ojos y … ¡pum! Ha tenido suerte, este es un disparo sin bala. Uno tras otro emulan a su compañero con igual resultado…”
Levanto la vista del papel pensando la manera idónea de continuar y es cuando me doy cuenta de que mi mano derecha tiene un revolver apuntándome a la sien.

Microrrelato express 55 – Eduardo Cruz Acillona



Después de leer “El retrato de Dorian Gray”, mandó instalar un elegante marco en el espejo de su cuarto de baño. Pensaba que, así, se aseguraría la vida eterna.
Murió a las pocas horas, tras resbalar en la bañera. El cristal del espejo estaba empañado.

Evacuación - Alejandro Ramírez Giraldo



A la hora de la siesta, mientras roncaba en el sofá, un diminuto hombre se metió en mi organismo. De inmediato empezaron los dolores estomacales, problemas de incontinencia, crisis respiratorias y preinfartos. Ahora estoy sentado en el sanitario, dispuesto a dar la pelea por mi vida. Ingerí un eficaz laxante y espero escuchar, en cualquier momento, un agudo grito de terror.

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

lunes, 17 de mayo de 2010

Frase con erratas - Saturnino Rodríguez Riverón


Amáos los unos a las otras, o si se quiere, las unas a los otros, escribió enfático y para siempre el dedo de Dios. Pero bastó un vertiginoso cambio de género en una de las copias, o el error indeleble de un hebraísta para consumar el fraude. Así quedó para siempre como escrita por el dedo de Dios: Amáos los unos a los otros. Después vendrían Sodoma y Gomorra, los travestis...

El niño pintor - Samanta Ortega


El niño no quería pintar en un trozo de papel. Por eso continuaba haciéndolo dentro de su habitación por el suelo, las paredes, la mesa, la cama, hasta en su propio cuerpo.
Por más que lo castigaran no había caso, él seguía trasgrediendo los límites del papel rectangular blanco, sea cual fuera el tamaño. Tenía prohibido pintar en otro sitio. Y hacía caso; no quería terminar como la pobre tortuga Jacinta, que la aplastaron, por error, por salirse de la caja de zapatos.
Un día vio cómo le pegaban a su perro por hacer pis dentro de la casa y se sintió identificado con su amigo y no tan solo. ¡Qué suerte que esto no le pasó a Dios!, le dijo un día a la madre cuando ella lo vigilaba en el comedor mientras el niño estrenaba sus primeras acuarelas.

Sandstorm - Ruy Feben


Una tarde de sol, el azar pone a dos hombres en la misma banca del mismo parque neoyorkino.
Uno es japonés y, consecuencia de lecturas atropelladas y demasiada fe en sí mismo, escritor. Escribe sobre un hombre que se embarca a Oriente tras años de cárcel. Las razones, inciertas; las acciones, desmesuradas. El cuento acaba con un disparo y un odio añejo pero inexplicable.
El otro, por recomendación, lee esa tarde por primera vez a Murakami, sin entenderlo. No sabe que un mes después será arrestado en el Barrio Chino, que irá a la cárcel con un rencor creciente como el sol que nace al Este.
Ambos ignoran que, mucho tiempo después, el azar los encontrará de nuevo.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

Tarde animada - David Moreno


Me acerco y anoto sus nombres en mi libreta mágica como mera comprobación de los asistentes. Popeye el Marino, D’Artagnan y los Tres Mosqueteros, Los Caballeros del Zodíaco, El Capitán America, Spiderman, Batman, HeMan… uno a uno van entrando en mi habitación. Asterix reta a La Masa, los Caballeros del Zodíaco luchan contra Los Transformers, Lucky Look rodea al Inspector Gadget y yo intento atrapar a Conan el Bárbaro. Sin darnos cuenta va pasando la tarde hasta que oigo que alguien llega a casa. Mando a todos callar y cierro rápidamente la puerta. Ahora me toca pensar una buena excusa que contente a mi mujer.

sábado, 15 de mayo de 2010

Yuxtaposición inversa - Alejandro Ramírez Giraldo



Una mujer llora en la banca de un parque. Un hombre observa por la ventana hacia al parque y decide destapar el libro. Un anciano compra un libro y lo cubre con papel de regalo. Una joven prostituta escribe un libro entre las sombras de la cárcel. El juez oculta parte de las pruebas y pronuncia una sentencia sesgada. El hombre de negocios le ofrece un nuevo martiní al juez y le dice algo al oído. La hija menor del juez abandona la casa con un hombre de dudosa reputación. Un paparazzi retrata a la hija del juez prostituyéndose con el hijo del Ministro de Sanidad...


Tomado del blog: http://cuentominicuento.blogspot.com/

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Retorno - Rita Vicencio



Los retornos nunca son sencillos, es de todos bien sabido, aunque las cosas sigan igual a como las dejamos, algo siempre cambia. Ya lo dijo aquel viejo filósofo: nunca nos bañamos en el mismo río. Y en mi caso las cosas no han sido diferentes, el retorno está siendo algo demasiado complicado, en primer lugar porque me enterraron más de seis metros bajo tierra cuando volaron en pedazos esta cueva, y en segunda porque el reanimador es una bestia que no sabe distinguir una gallina negra de un pato.



Tomado del blog:
http://saborajenjo.blogspot.com/

Suma y sigue - David Moreno



¡Imbéciles! No hay quien los entienda. A Rafa lo dejé por celoso, no me permitía hablar ni con el conductor del autobús. A Juan porque no pensaba más que en el fútbol y una noche de un puntapié casi me rompe la tibia. A Víctor porque era demasiado zalamero, quería besos todo el tiempo. A Fran, por lo contrario. Nunca me daba uno. Y así voy aumentando la lista. Anoche conocí a David, parece un buen chico. Dice que es microrrelatista y por si acaso le he dejado claro que a mí el tamaño sí me importa.

jueves, 13 de mayo de 2010

Primavera - Óscar Román Alconada


Cuando nos lleven, el conductor no podrá bajar las ventanillas. Nadie tendría que fumar delante de mí. No debo sofocarme al aire libre, ni salir los días con viento. No deben limpiar el polvo, ni ventilar temprano. No quiero ir. Ya no es sólo por la alergia, mi sargento, es que no quiero molestar en las maniobras.

Tomado de http://oscarroman.com/

La vuelta al mundo más corta – Salvador Mira


Salió de su casa aquella mañana y miró al horizonte. Pensó que si avanzase continuamente, daría la vuelta al mundo y llegaría al mismo lugar donde se encontraba. Entonces sintió deseos de hacerlo. Cerró los ojos y giró ciento ochenta grados. Ahora estaba mirando a la puerta de su casa. Siguió girando, y cuando al fin había completado el círculo, su ego le hizo sentir que había conseguido dar la vuelta al mundo.

El cura en San Antón - Óscar Román Alconada

Mi perro siempre fue muy buena persona, con una conducta intachable, señor agente. Siempre cedió el paso a las personas, acudió cuando le llamaron, y se dejó acariciar por los niños. No supo hacer sus deposiciones en lugares no habilitados para ello, ni se montó sobre las perras sin mi permiso. Pero, cuando el cura ha levantado la mano para bendecirle: «el», ha montado en cólera y no ha respetado el hábito del sacerdote. Creo que ha sido víctima de una posesión, que se hizo con su cuerpo cuando vio cómo había quedado la sotana. Me dolería que tuvieran que sacrificarlo, porque siempre fue buen cura.

Tomado de http://oscarroman.com/

martes, 11 de mayo de 2010

Un mundo copado todo el tiempo - Lisandro Varela


Temprano a la mañana, en Pacifico todo el mundo se dice buenos días, por favor y gracias.
En el cyber una muchacha punk mira fotos de chicas en el fb y anota en una libreta.
Un Rastrojero quema mal y el taxista le hace caras. Ser botón se lleva en el alma.
—Siempre voté en contra, dice uno en Kentucky.
Va medio torcida, medio incomoda arriba de los zapatos y todavía es linda.
Me siento como un Humvee pintado de muchos colores.
Las cajeras del Francés del Bajo y Paraguay son lindas. Una es un poco tenista, otra un poco lo mejor que dio Liniers, otra un poco Hezbollah.
Las cajeras se ríen.
Me duermo con la mano entre las manos de Gordo Anchoa.
En el Francés del Bajo y Paraguay empieza un mundo en el que todo es copado todo el tiempo.

Tomado de: http://vidadocampo.com
Sobre el autor: Lisandro Varela
Ilustración: Georg Grosz


Nobleza obliga - Héctor Ranea


–¿Qué pasa Igor, por qué esa cara? –dijo el Conde, preocupado al ver a su criado mirarle con repugnancia.
–¿El señor estuvo otra vez con una mujer de la nobleza, acaso?
–Has adivinado, Igor. ¿Cómo supiste?
–Pues que volvió otra vez con la camisa manchada de azul y seguro que no fue por beber tinta, Conde –dijo con condescendencia Igor.

Por buena conducta - Samanta Ortega


Liberaron al preso de la cadena perpetua después de veinte años de encierro.
Al salir, como se encontró con el precipicio del que todos hablaban, se sentó a la puerta del edificio de reclusión por si se abría alguna vacante.

Damn you, Charlie Parker - Ruy Feben


Contesté el teléfono pero nadie me habló. Fue el morbo, su maldición, lo que me hizo escuchar, aún con el jazz flotando en mi sala, una conversación que transcurría angustiosa al otro lado de la línea.
—¿Cuándo te liberan? —preguntó ella.
—Pronto —él, como en llanto—. O eso creo: en esta celda el silencio es el único modo de medir el tiempo.
—¿Qué harás después?
—No sé —la voz encerrada como el silencio de noche—. Un rumor en mi cabeza me pide escuchar jazz.
La llamada se cortó, se volvió remolino: mi jazz cesó como escalofrío y aparecí aquí. Sólo me queda ese recuerdo al escribir estas líneas, esperando una llamada en el silencio de la celda, sintiéndome otro.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

domingo, 9 de mayo de 2010

El nido – Ruy Feben


“Granujas”, susurra a su esposa, que lo sigue, dios sabe por qué, con un cuchillo: el detective, con todo y Fedora, busca el nido de las hormigas que invadieron su casa.
Hace veinte años se retiró tras el robo que no pudo resolver (esos malditos rubíes). Se mantuvo cuerdo jugando al detective: buscando cosas perdidas en la sala, ratas en el ático. Con casos como el de las hormigas, cuyo nido busca, desesperado, por toda la casa.
Así que abre un cajón que nunca había abierto. Ver dentro le duerme el brazo izquierdo: mal envueltos en un mantel roído, los rubíes brillan con la tarde. “¿Qué pasa?”, pregunta su esposa, que finge sorpresa mientras alza el cuchillo.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

El beothuk – Sergio Gaut vel Hartman


Cuando Leif Erikson y los suyos regresaron a Islandia, luego del largo viaje a las tierras de Occidente, trajeron consigo a Dashwanahwit, un niño beothuk huérfano. Al principio a los vikings les llamó la atención la piel cobriza del pequeño, pero como Leif, que era un jefe importante, lo había adoptado, los demás tuvieron la prudencia de callarse la boca. Por mucho menos que eso se amanecía atravesado por una espada en Árnessýsla, allá por el año mil…

Le pifié al destino - Arantza Ruiz de Mendarozqueta


Pensé que siempre iba a estar con ella. Pensé que siempre iba a amarme, que siempre íbamos a estar juntos y que nunca iba a traicionarme. Pensé todo eso y mucho más sobre ella, pero no tenía idea de que el destino no siempre era positivo. Traté de adivinarlo, y la perdí. Le pifié al destino.

Juegos - Javier Arnau


He sentido en mi propia piel juegos imaginarios de desbordada condescendencia. Yo mismo he jugado a entrelazar imágenes aleatorias y a configurar formas en matraces virtuales, mientras la esencia misma de su significado huía atropelladamente ante un intento de explicación banal.
Por eso tuvimos que dejar de jugar a esos juegos de tardía añoranza, y empezar a remembrar bucólicas escenas que, tal vez, nunca arribarían.
Y eso fue todo, nuestro paso de la infancia a la madurez podría resumirse así, con esas pocas líneas condimentadas con un poco de alegoría, y otro poco de evocación.

La costa - Héctor Ranea


Probablemente la montaña que se sumergía en el mar estuviera lustrosa de negros y blancos perfectos. No habría algas ni peces ni bacterias. La perfecta pulcritud que no se lograba con las faldas arriba del nivel del mar. Las lluvias ácidas finalmente lograron cambiar el océano y convertirlo en una enorme concavidad de vitriolo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Destacada - José Luis Vasconcelos

Desde pequeña siempre fue la primera. Ocupó sitios privilegiados durante su trayectoria escolar. Sostuvo relaciones sexuales, antes que ninguna de sus contemporáneas, con un chico millonario sobre el toldo de un Ferrari. Fue la primera en abandonar la gris ciudad natal. Ninguna actriz de su generación alcanzó tantos triunfos en el extranjero. Fue siempre la primera; sin embargo, fue la última en suicidarse antes de que su mundo estallara en mil pedazos.

Superstición – Ruy Feben

El dulce cayó en cuanto el gato negro pasó frente a la nieta de Don Epifanio, quien, por primera vez en ochenta años, supo lo que debía hacer. Tomó la mano de la niña y fueron hacia la avenida, ella aún con ojos mojados.
Para calmar el llanto, relató la vez que chocó tras pasar bajo una escalera (la niña viéndolo absorta). La vez que perdió el empleo tras tirar sal en la mesa; la fortuna tras romper un espejo. Todo es pura mala suerte, nenita; pero calma: a ti no va a pasarte eso.
Subieron al puente que cruza la avenida. Arriba, Don Epifanio escaló con trabajos al barandal, la nena en hombros. Un gato negro pasó tras ellos en el instante que saltaron al vacío.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

Respóndeme, mamá - Alejandro Ramírez Giraldo

¿Por qué no me acuerdo de mi pasado, mamá? Tan sólo recuerdos confusos y fragmentados. ¿Por qué no tengo fotos de la infancia, de mi primera comunión, de los paseos familiares? ¿Por qué, mamá, por qué? Tú nunca me hablaste de mi padre, ni de mis hermanos, ni de mis experiencias escolares ni de mis triunfos ni mis fracasos? ¿Soy un ser sin pasado, sin memoria? El único hombre que parece de mi familia es idéntico a mí y no me habla ni me determina. Usamos la misma ropa, compartimos los mismos gustos, leemos los mismos libros, pero él me odia. ¿Él se parece a mí o yo me parezco a él, mamá? ¿Cuál de los dos es el clon?


Tomado del blog: http://www.minicuento.com/


Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

El canario - Víctor Lorenzo Cinca

Se veía venir, sólo era cuestión de tiempo. Comía ya muy poquito: picoteaba de vez en cuando, pero sin apetito. Tampoco bebía demasiado. Por eso ha estado estos últimos días cabizbajo, casi inmóvil. Siempre me pareció un poco triste verlo encerrado detrás de esos finos barrotes de la jaula pero con el tiempo acabé por acostumbrarme. Aunque pueda sonar egoísta, me gustaba verlo ahí, preso, porque me ofrecía la compañía que necesitaba en mis largos ratos de soledad. Y cuando cantaba para aliviar mis penas, su melodía se sumaba a la mía, fundiéndose en una sola. Pero no es bueno encariñarse de un animal de compañía. Luego se mueren, como acaba de ocurrir, y te quedas solo, agitando las plumas mientras piensas con cuál de los hijos del anciano con el que has compartido encierro todos estos años, cada uno a su modo, te vas a quedar.


Tomado de Realidades para Lelos

Un millón de sonrisas - Óscar Román Alconada

Paseaba con su rebaño de ovejas cuando una luz potente iluminó el monte. Miró hacia arriba y vio cómo aterrizaba lo que parecía un platillo volante en sus tierras. Para su asombro, se abrió una compuerta y salió un ser con aspecto humano. Cuando sacó la bandera de los Estados Unidos, se asustó, porque sabía que se trataba de una invasión.

Tomado de http://oscarroman.com/


Sobre el autor: Oscar Román Alconada