viernes, 9 de enero de 2009

Por el ojo de la aguja - Lilian Elphick


POR EL OJO DE LA AGUJA
Lilian Elphick

Está nublado en el desierto; los Tres Reyes Malos no pueden dar un paso más sin la guía del lucero. Acampan. Cuando se les termina el alimento, destripan a los camellos y beben sangre. Gaspar huye con el oro, el incienso y la mirra. Baltasar lo persigue hasta darle alcance y cercenarle ambas manos por robar tan preciados regalos. Baltasar vuelve al campamento. Melchor se ha comido los restos de los animales y duerme. Baltasar lo degüella y su cabeza rueda por las infinitas dunas. Baltasar entonces mira al cielo y grita: ¡Dios, haz que se despeje, de lo contrario seguiré matando! Pero Dios le envía la más torrencial de las lluvias y le dice: No puedes matar a nadie más. Estás solo.
Las aguas han tapado casi por completo al último rey. Antes de ahogarse, farfulla: ¡Cómo que solo! ¿Y tú?

En Ojo Travieso (Santiago: Mosquito, 2007).

1 comentario:

Ogui dijo...

esa soledad estuvo desde siempre y el mago sólo escuchó la voz desde adentro. Maravilloso!