domingo, 31 de agosto de 2008

Calidoscopio - Ricardo Bernal


CALIDOSCOPIO
Ricardo Bernal

La abeja reina, oculta en lo más profundo del panal, duerme un sueño de hexágonos pegajosos. Todas sus obreras salen volando hacia el sol, con las alas percudidas y un disgusto inocente que no se atreve a ser memoria. Mil abejas: nube de diminutas cornetas zumbantes, agudo aguijón de pocos decibeles que nadie escuchará en el reino de los muertos. Mil abejas, mil mandíbulas, cien mil caminos en el cielo deslumbrante. El sueño de la abeja reina es ahora un laberinto de cristales, rombos quebrándose, triángulos concientes de sí mismos: el hilo invisible que la atan con las demás abejas se rompe y todo el universo es arrojado a un precipicio. Entonces las abejas enloquecen, y allá lejos, en sus aposentos, la abeja reina muere completamente sola.

Abajo, en las sombrías oquedades donde el bosque es infierno, un océano de flores carnívoras se relame los colmillos.

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